¿Por qué debemos abonar los viñedos en postcosecha?

Planificar la fertilización post cosecha es clave en el cuidado de la vid. Junto con el riego e incluso con el control de plagas y enfermedades, la nutrición requiere una especial atención para asegurar el éxito en el próximo ciclo productivo.

De acuerdo con lo que se lee en el artículo del INTA “Fertilización Postcosecha en Viñedos”, de los agrónomos Gustavo Aliquo y Aníbal Catania hay 4 momentos óptimos para la fertilización de un viñedo:

  • Durante la estación de crecimiento
  • Después de unas 3 a 4 semanas de producida la brotación
  • Durante la etapa de rápido crecimiento de los brotes, hasta postcuaje
  • Y en post-cosecha.

Siguiendo con el informe publicado por la Estación Experimental del INTA Mendoza, resulta clave recordar que “a principios de primavera la planta depende de sus reservas para realizar su brotación y crecimiento inicial de brotes y hojas. Dichas reservas están compuestas por carbohidratos que se encuentran acumulados como azúcares y almidón en las estructuras permanentes de la planta: brazos, tronco y raíces, encontrándose en mayor proporción en estas últimas. Aproximadamente a partir de floración la vid ya posee una suficiente cantidad de hojas maduras para satisfacer sus propios requerimientos nutricionales. Desde este momento las reservas comienzan a reestablecerse nuevamente de manera continua a través de los carbohidratos excedentes, generados principalmente por las hojas, alcanzando las reservas su nivel máximo durante el invierno”.

Dado que es la vid, al igual que todas las plantas, obtiene carbohidratos mediante las hojas fotosintéticamente activas, es primordial asegurar la existencia de hojas funcionales y sanas después de la cosecha. Para ello, es importante que la planta esté bien hidratada y, de esta manera, continúe trabajando activamente hasta la caída de hojas. Obviamente el requerimiento hídrico en este momento será mucho menor que con anterioridad a cosecha, por lo que el riego deberá ser moderado. También debe minimizarse cualquier otro factor que produzca pérdida de hojas activas inmediatamente después de la vendimia, como puede ser la cosecha mecánica, enfermedades o un excesivo estrés hídrico”, repasan los ingenieros Aliquo y Catania.

¿Qué otro factor se debe tener en cuenta? Es importante a manejar la excesiva cantidad de racimos. “Como muchos productores saben, el tiempo de madurez puede verse extendido debido a una sobreproducción. Este excesivo nivel de carga no sólo consume grandes cantidades de nutrientes y carbohidratos, sino que reduce el tiempo que necesita la planta para la acumulación de reservas produciendo perjuicios en el siguiente ciclo”, concluye el informe.

Nitrógeno: “Favorece el crecimiento vegetativo y vigor de la planta ya que es esencial para la síntesis de clorofila. Debido a esto los síntomas más comunes de su deficiencia son bajo vigor de la planta y amarillamiento de sus hojas. En el caso de este nutriente generalmente se recomienda incorporar en postcosecha entre el 40-60% del requerimiento total calculado, a fin de ser almacenado como reserva por la planta y utilizarlo en la brotación y desarrollo de brotes del siguiente ciclo”, explicita el informe “Fertilización postcosecha en viñedos”.

Fósforo: “Si bien los momentos de aplicación ideales son los mismos que para el nitrógeno, si no se realiza fertirriego, se recomienda aplicar el 100% de la dosis en postcosecha. Esto se debe a que el fósforo posee escasa movilidad en el suelo, debiendo ser incorporado a una profundidad adecuada para que pueda ser captado rápidamente por las raíces (30-40 cm)”, agrega el estudio.

Potasio: los suelos de nuestra región son ricos en este mineral, sobre todo los que poseen una alta proporción de arcilla en su composición, por lo que las deficiencias son poco frecuentes. Aún así, es posible encontrar casos de deficiencia de potasio. Recordemos que la mayor demanda de este nutriente es por parte de los racimos, ya que interviene en el transporte de solutos hacia las bayas. Otro fuerte destino son las hojas debido a que también interviene en la regulación hídrica de la planta, actuando en la apertura y cierre de los estomas. Su movilidad en el suelo es muy similar a la del fósforo por lo que debe aplicarse en la misma época y de la misma manera que se recomienda aplicar dicho nutriente.

Para la fertilización postcosecha, desde la red Simbios contamos con una completa gama de productos que pone a disposición de los viticultores:

  • Para una fertilización orgánica balanceada: FOL SUELO. Genera un mayor crecimiento, rendimiento, calidad de fruta y una mejor sanidad de los cultivos.  El producto final es un líquido con una importante concentración de nutrientes totalmente solubles (Nitrógeno, Fósforo, Potasio, entre otros) y con alto contenido de materia orgánica de elevada calidad. Además de la alta concentración de microorganismos benéficos que enriquecen la rizosfera, cuenta con el agregado de ácidos húmicos-fúlvicos , aminoácidos y una alta concentración de auxinas de origen natural.
  • Para estimular el ultimo crecimiento radicular de la temporada: PROMOTOR de CRECIMIENTO RADICULAR. Es un fertilizante orgánico-biológico, que genera mayor crecimiento de las plantas, por incrementar la división celular y aumentar la provisión continua y completa de nutrientes. En su composición hay Nitrógeno, Fósforo, Potasio, Materia Orgánica, Microorganismos, Ácidos Húmicos y Fúlvicos.
  • Para el aporte de fósforo inmediatamente disponible: MIST-P. Es una dispersión de nanopartículas minerales con una adecuada concentración en Fósforo fácilmente disponible y de alta absorción, Azufre, Calcio y Silicio. El Fósforo es uno de los nutrientes para el crecimiento de las plantas. Interviene en cada proceso de la planta que involucra transferencia de energía por formar parte de los compuestos denominados metabolitos energéticos (ATP, ADP, AMP), que son las fuentes que mueven todas las reacciones que ocurren en las plantas y el suelo. Participa en la división celular, transporte de nutrientes y por ende, en su factor de crecimiento. Es necesario para la formación de los aminoácidos, proteínas, enzimas, etc. Entre sus efectos benéficos se encuentra la incorporación de Fósforo de alta eficiencia para los cultivos y la rápida asimilación del calcio, el cual mejora el transporte del resto de los nutrientes.