Calicatas, toma de muestras y descripción de suelos


En términos agronómicos, una calicata es una excavación, un pozo, que se realiza en el
suelo para el reconocimiento del terreno y la evaluación de sus condiciones y aptitudes
para los cultivos.


La calicata permite la inspección visual del contenido de humedad de suelo en la zona
de raíces del cultivo. Esta observación ofrece una idea de la disponibilidad de agua para
las plantas, una información fundamental para decidir cuándo y cuánto regar. Además,
la calicata permite ver el grado de compactación del terreno, la profundidad, estructura
y textura del suelo y si hay presencia o no de capas impermeables. Vale decir que tomar
muestras de cada horizonte del suelo, y enviarlas a un laboratorio, permite recopilar
información física y química acerca de ese suelo.


Es un ejercicio de vital importancia que debe realizarse antes de sembrar o plantar por
primera vez. Las calicatas deben hacerse en zonas representativas del terreno o en
cultivos ya implantados; así mismo, es recomendable realizarlas anualmente para ver la
evolución del perfil suelo.

  • El rol fundamental de la calidad del suelo en una producción eficiente y
    sostenida.
  • El efecto de la condición del suelo sobre la productividad y el beneficio
    económico.
  • La planificación a largo plazo, necesaria para mantener una buena calidad del
    suelo.
  • El efecto de las decisiones de manejo de la tierra y de los cultivos sobre la calidad
    del suelo.
  • Evaluación de textura
    La textura del suelo define la distribución del tamaño de las partículas minerales.
    Específicamente, se refiere a la proporción relativa de los distintos tamaños de
    partículas minerales en el suelo, es decir, arena, limo y arcilla. La fracción arena tiene un
    tamaño de partícula > 0,05 mm; el limo varía entre 0,05 y 0,002 mm; y el tamaño de
    partícula de arcilla es <0,002 mm. La textura influye en el comportamiento del suelo
    de varias formas, especialmente a través de su efecto sobre la retención y
    disponibilidad de agua; la estructura del suelo; su aireación y drenaje; la trabajabilidad
    y transitabilidad del suelo; la vida del suelo; el suministro y retención de nutrientes.
    “El conocimiento tanto de la clase textural como de las profundidades de enraizamiento
    efectiva y potencial, permite una aproximación a la capacidad total de retención de agua
    del suelo, uno de los principales factores que favorece o limita la producción agrícola”,
    agrega el documento del INTA. Es decir, la profundidad alcanzada por las raíces define
    el espesor de suelo utilizado por el cultivo, de donde el mismo extraerá agua y
    nutrientes. Es importante tener en cuenta que esta profundidad puede variar entre
    cultivos.

  • Evaluación de la estructura
    La estructura del suelo es extremadamente importante para los cultivos, ya que regula
    la aireación del suelo y tipos de cambio gaseosos; la temperatura del suelo; su
    infiltración y erosión; el movimiento y almacenamiento de agua; el suministro de
    nutrientes; la penetración y desarrollo de la raíz; la trabajabilidad y transitabilidad del
    suelo; y también, la resistencia de los suelos a la degradación estructural.
    Una buena estructura del suelo reduce la susceptibilidad a la compactación por el
    tráfico de maquinaria y aumenta la ventana de oportunidad para las labranzas. La
    estructura del suelo se clasifica según el tamaño, la forma, la firmeza, la porosidad y la
    abundancia relativa de agregados de distintos tamaños. Los suelos con buena estructura
    son friables, finos, porosos. Además, tienen agregados migajosos, granulares o
    subangulares, mientras que aquellos con estructura pobre tienen agregados grandes,
    densos, muy firmes, y angulares o laminares, que encajan y empaquetan muy juntos y
    tienen muy alta resistencia (penetrómetro), además de la escasa presencia de raíces en
    el interior de los agregados.
  • Evaluación de porosidad
    Es importante evaluar la porosidad del suelo en conjunto con su estructura. La
    porosidad, y particularmente la macroporosidad (o poros grandes), influye en el
    movimiento del aire y el agua en el suelo. Los suelos con buena estructura tienen una
    alta porosidad entre y dentro de los agregados, pero los suelos con estructura pobre
    pueden no tener macroporos dentro de los terrones grandes, lo cual restringe su
    capacidad de drenaje y aireación. A su vez, una aireación deficiente conduce a la
    acumulación de dióxido de carbono, metano y gases sulfurosos, y reduce la capacidad
    de las plantas para absorber agua y nutrientes, particularmente nitrógeno (N), fósforo
    (P), potasio (K) y azufre (S). Las plantas solo pueden utilizar S y N en forma de sulfato
    oxigenado (SO4 2–), nitrato (NO3 –) y amonio (NH4 +). Por lo tanto, las plantas requieren
    suelos aireados para una eficiente absorción y utilización de S y N. Es decir que una
    escasa macroporosidad que condiciona el uso del agua y nutrientes pone ciertas
    restricciones a la información obtenida de los análisis químicos de suelo que
    normalmente se realizan al momento de elaborar estrategias de fertilización.
    El número, la actividad y la biodiversidad de los microorganismos y las lombrices de
    tierra, también son mayores en suelos con buena porosidad y estos organismos pueden
    descomponer y reciclar la materia orgánica y los nutrientes más eficientemente con
    buen intercambio gaseoso cuando existen suficientes macroporos para este proceso.

  • Evaluación de la profundidad potencial y efectiva de enraizamiento
    La profundidad potencial de enraizamiento es la profundidad del suelo que las raíces de
    las plantas pueden explorar antes de alcanzar una barrera para el crecimiento, e indica
    la capacidad del suelo para proporcionar un medio de enraizamiento adecuado para las
    plantas. Cuanto mayor es la profundidad de enraizamiento, mayor es la capacidad de
    retención de agua disponible del suelo. En períodos de sequía, las raíces profundas
    pueden acceder a mayores reservas de agua, aliviando así el estrés hídrico y
    promoviendo la supervivencia de cultivos de secano.
    La exploración de un gran volumen de suelo mediante raíces profundas significa que
    también pueden acceder a más macronutrientes y micronutrientes, lo cual mejora el
    rendimiento y la calidad del cultivo. Por el contrario, los suelos con una restringida
    profundidad de enraizamiento causada, por ejemplo, por una capa con una alta
    resistencia a la penetración como una capa compactada o una capa dura, reducen el
    crecimiento y desarrollo de las raíces verticales, causando el crecimiento lateral de las
    raíces. Esto limita la absorción de agua y nutrientes por parte de la planta, reduce la
    eficiencia del uso de fertilizantes, aumenta la lixiviación y disminuye el rendimiento. Una
    alta resistencia a la penetración de las raíces también puede aumentar el estrés de la
    planta y su susceptibilidad a enfermedades de raíces. Sumado a esto, las capas duras
    impiden el movimiento de aire, oxígeno y agua a través del perfil del suelo, aumentando
    así la susceptibilidad al anegamiento y la erosión hídrica.
    La profundidad potencial de enraizamiento se puede restringir aún más mediante un
    cambio abrupto de textura; pH; deficiencias de nutrientes; salinidad; sodicidad; un nivel
    freático alto o fluctuante; niveles bajos de oxígeno. También se restringe por las
    condiciones anaerobias (anóxicas) causadas por la desoxigenación y el anegamiento
    prolongado restringen la profundidad de enraizamiento como resultado de la
    acumulación de niveles tóxicos de sulfuro de hidrógeno, sulfuro ferroso, dióxido de
    carbono, metano, etanol, acetaldehído y etileno, subproductos de reacciones de
    reducción química y bioquímica.
    Los cultivos con un sistema de raíces profundo y vigoroso ayudan a elevar los niveles de
    materia orgánica del suelo y favorecen su vida en profundidad. La acción física de las
    raíces y la fauna del suelo y los residuos que producen, promueven la estructuración del
    suelo, la porosidad, el almacenamiento de agua, la aireación del suelo y el drenaje en
    profundidad. Un sistema de raíces profundas y densas ofrece el potencial para aumentar
    la producción y, al mismo tiempo, tiene importantes beneficios ambientales. Los cultivos
    dependen menos de las altas y frecuentes dosis de aplicación de fertilizante para
    asegurar su crecimiento, y es más probable que se absorban los nutrientes disponibles,
    por lo que se reducen las pérdidas por lixiviación al medio ambiente.
  • Evaluación de presencia de capas compactadas o duras
    Para detectar la presencia de capas endurecidas por la compactación del suelo es
    necesario diferenciar éstas de las capas duras genéticas de los suelos, que son los
    duripanes y fragipanes. La diferencia entre un duripán y un fragipan es que este último
    pierde su dureza y resistencia a la penetración cuando el suelo está húmedo, mientras
    que un duripan es cementado más comúnmente por carbonato de calcio, o por hierro,
    y no pierde su resistencia cuando se humedece. Los duripanes son condiciones genéticas
    del suelo, como por ejemplo el horizonte petrocálcico (tosca cementada) y no cambian
    con el manejo, mientras que los fragipanes pueden ser el resultado de la acción del
    hombre (compactaciones, piso de arado).
  • Evaluación de salinidad y alcalinidad del suelo
    La salinidad del suelo es un problema severo y grave para la producción de alimentos y
    afecta un área cada vez más extensa. Los suelos salinos se ubican generalmente en las
    partes más bajas del relieve y el aporte de las sales es desde los niveles freáticos
    cercanos a la superficie a través del ascenso capilar del agua del suelo a la superficie y
    evaporación del mismo, dejando las sales en superficie. La salinidad del suelo produce
    la “sequía fisiológica” para los cultivos ya que con crecientes concentraciones de solutos
    incrementa el potencial osmótico del agua del suelo dificultando su absorción por las
    raíces. La salinización se expresa a través del aumento en la conductividad eléctrica del
    suelo, la cual se utiliza para detectar problemas de sales. A niveles de conductividad
    eléctrica mayores a 4 dS m –1 el crecimiento de la mayoría de las plantas disminuye y el
    rendimiento de los cultivos es afectado. Debido a las condiciones muy adversas para el
    crecimiento de la vegetación, los suelos salinos contienen poca materia orgánica y por
    ende generalmente tienen un color muy claro.
    Las sales más solubles como los sulfatos y cloruros de sodio o magnesio son las que
    mayor efecto de salinización causan, debido a su alta solubilidad aumentan el potencial
    osmótico de la solución y su conductividad eléctrica. En cambio, las sales poco solubles
    como los carbonatos de calcio, magnesio y sodio salinizan muy poco la solución del suelo
    y no aumentan mucho su conductividad. Sin embargo, son éstas las sales que se
    depositan en el perfil del suelo y forman capas endurecidas y poco permeables
    (fragipanes).
    Los suelos sódicos o alcalinos comparten los mismos ambientes que los suelos salinos,
    la diferencia es que en suelos alcalinos la sal predominante es una sal soluble sódica, ya
    sea sulfato o cloruro de sodio. El sodio disociado produce el aumento en el pH y
    generalmente estos suelos tienen valores de pH de 9 o más. Se clasifica el suelo como
    sódico cuando el porcentaje de sodio intercambiable es mayor al 15%. El sodio como
    catión intercambiable produce la dispersión de los coloides del suelo, arcillas y materia
    orgánica se encuentran disociadas y por este motivo son fácilmente transportados por
    la solución del suelo. De este modo, los suelos sódicos se caracterizan por un color
    oscuro y manchas oscuras en el perfil. Por otra parte, el efecto dispersivo resulta en
    estructuras masivas o columnares en horizontes subsuperficiales, según la textura del
    suelo. El estado disperso de los coloides no permite el desarrollo de agregados y poros
    estables, por lo cual estos suelos tienen muy baja infiltración y percolación del agua, con
    tendencia a encharcarse o tener capas saturadas con agua y por ende anóxicas. Al tener
    poca capacidad de formar estructura, los suelos sódicos son muy susceptibles a la
    compactación y a la erosión.

Somos una empresa proveedora de soluciones integrales para el cuidado y
recuperación del suelo y los ciclos de cultivo.


En su portfolio de productos cuenta con tecnología de vanguardia para la gestión
sustentable de los suelos.
Los principales productos a tener en cuenta para poscosecha e inicio de la próxima
temporada son:

  • FOL SUELO (Bloemen) es un fertilizante orgánico líquido, elaborado a partir de
    materia orgánica de excelente calidad. Entre otros beneficios: genera un mayor
    crecimiento, rendimiento, calidad de fruta y una mejor sanidad de los cultivos.
  • BLOCOMPOST (Bloemen) es un abono compostado peletizado, elaborado con
    estrictos procedimientos de compostación que utilizan pre-fermentaciones y
    fermentaciones aeróbicas bacterianas. Aporta NPK, micronutrientes, ácidos
    húmicos y fúlvicos, aminoácidos. Además, incorpora microorganismos benéficos
    que se multiplican en suelo y benefician a las plantas.
  • PROMOTOR RADICULAR (Bloemen) es un fertilizante biológico que contiene
    Micorrizas arbusculares, Azospirillum Brasilense, Pseudomonas fluorescens,
    ácidos húmicos, micronutrientes quelatados y otros microorganismos benéficos.
  • ZURICH (Agrocube) es un producto de aplicación al suelo, que actúa
    principalmente por su contenido de polifenoles que favorecen el desarrollo
    radicular, mejoran la absorción de nutrientes, favorecen la micorrización y el
    establecimiento de una microflora; que mejora la condición del suelo al
    degradarse como materias húmicas.
  • MIST TPS78 (Kioshi Stone) es una dispersión de nanopartículas minerales de alta
    pureza, cuya composición básica contiene azufre y calcio a la cual se le adiciona
    en su producción azufre elemental. Esta combinación es recomendada para
    desplazar sodio y sales del complejo de intercambio del suelo logrando así
    mejorar la estructura; reduciendo problemas de compactación y encostrado
    superficial. Además, se suministra azufre y calcio para la nutrición de las plantas.
  • MIST-P (Kioshi Stone) es una dispersión de nanopartículas minerales con una
    adecuada concentración en Fósforo, Azufre, Calcio y Silicio.
  • TRICHOVIDAS (Microvidas) es un producto biológico a base de Trichoderma
    harzianum, hongo benéfico y antagonista de microorganismos patógenos, que
    actúa parasitando a fitopatógenos.

*Fuente: “Guía para la evaluación visual de la calidad del suelo”. Autores: Elke
Noellemeyer Lucila Álvarez, Emmanuel Leizica, Florencia Gómez (Cátedra de Edafología
y Manejo de Suelos Facultad de Agronomía Universidad Nacional de La Pampa) Alberto
Quiroga Romina Fernández, Ileana Frasier, Cristian Álvarez (INTA Anguil, La Pampa)